Capítulo 45
Capítulo 45: Todo Bajo Su Control
-¡Sigue soñando, yo no me mudaré ahi!
Valentina lanzó estas palabras con firmeza, Intentando mantener la calma mientras salia de la
sala de visitas.
Bajo las escaleras con el corazón acelerado.
Sabia que los magnates como el señor Mendoza jugaban sucio; tal vez le había echado el ojo y quería hacerla su juguete, pero ella no estaba dispuesta a ser la amante secreta de ningún poderoso.
Además, nunca había visto al señor Mendoza en persona, ¿y si era un monstruo?
Preocupada por los posibles trucos que pudiera emplear el señor Mendoza, Valentina pensó en su esposo y tomó una decisión.
En la sala de visitas, apenas Valentina se marchó, Thiago entró.
-¿Señor, la señorita Lancaster se fue tan pronto?
Santiago también sintió una ligera decepción; incluso a través de la pantalla, queria observarla
un poco más.
Pero, la forma en que ella se había ido y lo que dijo… en lo profundo de sus ojos oscuros,
Santiago se sentía, en realidad, algo complacido.
Justo entonces, sonó el teléfono.
Era Valentina. Al contestar, la voz de Valentina era tan dulce que parecía derretirse, un contraste
total con su actitud desafiante de antes.
-Mm… Oye, necesito un favor. Tu casa parece grande y un poco solitaria, ¿no te gustaría tener
una compañera de cuarto? Property belongs to Nôvel(D)r/ama.Org.
-¿Eh? -respondió Santiago, con una mirada astuta.
-Jajaja… yo pagaré el alquiler, ¿podrías preguntarle a tu amigo si… alquila esa casa?
-¡Alquilada!
Santiago colgó el teléfono, todo estaba saliendo como él había planeado.
Valentina, al otro lado de la linea, al escuchar esa palabra, se llenó de alegria.
Ahora tenía un lugar donde vivir y el señor Mendoza no podria jugar más sus cartas. Pero de repente, recordó algo…
-El señor Mendoza dijo que tenia una propiedad en Residencial Los Pinares… ¿Y mi esposo vive en la Villa de Los Pinares? ¿Escuché mal?
Valentina intentó recordar, pero no lo tenia claro.
-¡Debo haber oldo mal!
Dejando de lado sus pensamientos, Valentina tomó un taxi de vuelta a la Villa de Los Pinares.
Esa noche, los resultados de la primera ronda del concurso de joyeria fueron anunciados y Valentina, sin sorpresas, avanzó a la siguiente ronda.
Cuando Santiago regresó a la Villa de Los Pinares, encontró a Valentina trabajando en su diseño para la siguiente fase del concurso.
De acuerdo con las reglas del concurso, tanto en la ronda preliminar como en la semifinal, solo se requirieron los diseños. Estos debieron subirse al sitio oficial del concurso para ser evaluados por los organizadores. Solo en la final, además de que los participantes debieron estar presentes en Guadalajara para la evaluación, los diseñadores debieron convertir sus diseños en productos terminados.
Ese año, el concurso incluyó una nueva modalidad: el Grupo Valenzuela, como organizador, realizó una subasta durante la final, donde se pujó por la obra ganadora.
En la sala, bajo la cálida luz de la lámpara, Valentina sostuvo un lápiz, trazando líneas sobre el papel con un ruido susurrante, mientras Santiago la observaba embelesado.
Cuando Valentina levantó la vista, se encontró con la mirada profunda de Santiago.
Un destello de incomodidad cruzó el rostro apuesto de Santiago, quien disimuló mirando el dibujo de Valentina: el boceto inicial de un brazalete.
-¿Sabías diseñar? -preguntó Santiago, sorprendido.
Según la información que Dylan le había dado sobre Valentina, ella había estado desempleada desde su graduación. Él había pensado que ella era solo una rica heredera sin habilidades, pero su diseño parecía prometedor.
-¡Por supuesto, era muy buena! -dijo Valentina, orgullosa.
-La famosa Señorita F» que revolucionó el mundo de la moda en París era ella, ¡pero eso era un
-¿Qué te parecía? -Valentina le mostró entusiasmada su diseño a Santiago-. Planeaba poner aquí una forma simple de gota de agua… ¿Qué te parecía, crelas que podría pasar a la final del concurso de joyería con esto?
-¿Un concurso de diseño de joyas? -preguntó Santiago, asombrado.
-¡SI! Jejeje. ya pasé la ronda preliminar.
Valentina irradió alegria, sus brillantes ojos centelleaban de emoción.
-Entonces. -Santiago, aparentemente despreocupado, comentó-, si pasabas a la final, ¿ tendrias que ir a Guadalajara?
-¡Por supuesto! ¡Definitivamente llegaría a la final! -Valentina respondió con confianza.
Una sonrisa se dibujo en los ojos de Santiago, quien fingió desdén y dijo.
-Creo que… no llegarías a la final.
-¿Y si llegaba a la final? -preguntó Valentina, desafiante.
-Si llegabas a la final, podria considerar darte una sorpresa, -respondió Santiago antes de dirigirse a su dormitorio.
-¿Qué sorpresa? ¡Dimelo claro… ay!
Valentina lo siguió, pero no esperaba que él se detuviera abruptamente, y ella chocó contra su fuerte espalda.